A un paso del desastre
“Chicos. Son las 12.25h. La salida del avión es a las 13.15h y el mostrador de facturación cierra a las 12.35h. Quedan pocos quilómetros para llegar al aeropuerto y sólo una cosa está clara: cuando el bus nos deje delante de la terminal tendremos que hacer un esprint importante. Os lo digo en serio. No es ninguna broma”. Poco tardaron en reaccionar Fernando, Victor, Arriel, Marc… En pocos segundos, la mayoría de los jugadores estaban preparados para empezar a correr a la desesperada cuando se parase el bus. Nadie quería quedar colgado como un bacalao en medio de un pueblo perdido de Alemania: Weeze. Os estoy explicando la vuelta del periplo Girona-Fuenlabrada-Groningen-Girona. Los Reyes los pasamos fuera de casa. Qué novedad. El dia 6 jugamos (y perdimos) en Fuenla. El mismo domingo por la tarde cogimos un Madrid-Amsterdam, para después ir en bus hasta Groningen (allí ganamos). La mejor combinación de vuelo regular para volver a casa era desplazarse en bus desde Groningen a Weeze, un pequeño pueblo de Alemania desde donde hay un vuelo directo a Girona.

Unos días antes me estudié el mapa de carreteras y la mejor opción pasaba por una autopista holandesa dirección sur. Así se lo comenté a los dos periodistas de Girona que vinieron, y así lo hicieron ellos (sólo ellos) en coche de alquiler. Incluso me dieron las gracias después de conseguir el objetivo con éxito. Pero nuestro viaje de vuelta fue diferente. Le consulté al delegado del equipo holandés cuánto tardaríamos en hacer el trayecto. Me dijo: “Unas dos horas y media, pero si hay tráfico podeis llegar a las tres horas”. Perfecto. Si como máximo son tres horas saldremos del hotel a las 9 de la mañana. En el peor de los casos llegaríamos al aeropuerto a mediodía, una hora y cuarto antes de la salida. Perfecto. Subimos al bus y en 5 minutos la mayoría de gente estaba durmiendo. Yo incluído. No lo volveré a hacer. Un par o tres de cafés y lo mejor hubiera sido controlar al pájaro que estaba conduciendo. Me desperté al cabo de una hora. Estaba completamente dormido y pensé: “Voy a conectar el Google Maps de mi teléfono para ver dónde nos ubicamos y asi poder ver a qué hora llegaríamos”. En unos minutos quedé helado. Nos encontrábamos en medio de Alemania, el conductor había pillado otra autopista (sin nada de tráfico) y según mi móvil llegaríamos al aeropuerto a las 12.30h. Imposible. Me destrocé las uñas de los nervios que pasé en el camino. Empecé a buscar alternativas, pero había pocas. ¿Ir a Eindhoven? ¿Dusseldorf? ¿Amberes? No encontraba opciones y ya no tenía uñas. El bus paró en en aeropuerto exactamente a las 12.31h. Apurando que es gerundio. Lo clavamos al segundo. Esprints, esprints, esprints… Lo recordaré toda mi vida. Igual que recordaré a Roel, el delegado, por sus previsiones horarias. Al final fueron tres horas y media de bus. Y sin tráfico.
Por cierto… ¿Cuál ha sido la vez que habéis pagado más por un taxi? Poca gente superará mi récord holandés. Cuando aterrizamos en Amsterdarm perdimos dos maletas, la de la ropa sucia de Fuenlabrada y la de Rubén. Toda la ropa del partido, sucia, mojada… Me quedé para hacer la reclamación. Más de una hora de cola. Evidentemente eran las 11 de la noche y el resto de la expedición partió hacia Gronigen. Dos horas en bus. Después de hacer todo el papeleo me dirigí a la parada de taxis. “I want to go to Groningen”. El primer taxista que encontré me dijo: “Groningen city? Ufff”. Me metí dentro del Mercedes y no bajamos de los 140 km/h. Llegamos al hotel, y vaya hotel (el frío en las habitaciones pasó factura a los dos serbios), y lo primero que me dijo fue: “Supongo que esto te lo pagará el equipo. Son 375 euros”. Antes decía lo de la ropa sucia por una cosa. La maleta de Rubén llegó a Girona al cabo de diez días. La de la ropa sucia, 19 dias después. No os explico el estado de la ropa.
Pasamos tres noches en el iglú que nos proporcionó el club holandés. Poco tiempo tardamos en ver que a Groningen se la llama la “capital mundial de la bicicleta”. Es la localidad con un porcentaje mayor de transportes en bici: un 57%. No está nada mal. El lunes por la tarde, antes de entrenar, algunos fuimos a dar una vuelta por el centro. Nos permitimos el lujo de entrar en una cafetería para tomar un surtido de tartas de manzana y chocolate de la zona (adjunto foto). Joan, el jefe de prensa, estuvo a la altura. Como siempre.

El partido contra el Hanzevast de Pep Clarós fue positivo para nosotros. Y también para ver las ideas y las iniciativas del club holandés, como el llavero que estaba a la venta con la foto del técnico. Sin comentarios.

La vuelta, con la compañía de bajo coste Ryanair, me sirvió para darme cuenta de un dato. Pedí un café y números en mano me costó 300 veces lo que había pagado por el billete de avión sin contar las tasas. Adjunto la foto del café.

Un viaje de muerte
Con el viaje a Rumania ha finalizado la primera fase de la ULEB Cup. Perdimos en Ploiesti (ciudad a 45 quilómetros en bus de Bucarest si no hay tráfico), pero la derrota del Kiev en la pista del Artland alemán nos ha dado una plaza en el bombo de los cabezas de serie. Peor suerte tuvieron los rumanos, ya que si el Kiev hubiese ganado hubiesen ocupado una de las plazas de los mejores cuartos, sin duda un hito histórico para el baloncesto de este país (llegaron a anunciar por megafonía la clasificación después del partido). El viaje fue bastante cómodo, con ida y vuelta en vuelo directo Barcelona-Bucarest con la compañía Tarom. Reservando billetes me encontré con una situación peculiar, pero muy habitual en el mundo cibernauta. Una semana antes, en Rumbo, podías comprar nuestro billete por la Tarom por unos 400 euros. En el mismo portal web, pero por Iberia (compañía vinculada a la Tarom), te podía costar más de 1.300 en el mismo avión. Esto pasa a menudo, llegando a sentarte al lado de un individuo que ha pagado más del triple. Sin comentarios.
Después de poco más de tres horas de viaje aterrizamos en Bucarest, pero nos encontramos como en casa. Un autocar con el logo de Juantxu pintado en el lateral nos recibió. El equipo local (Asesoft) nos proporcionó el transporte y poco tardamos en comprobar que detrás del bus ponía un teléfono y un fax de Barakaldo.

Nos quedó claro que en Rumania se recicla de todo. Una buena anécdota se produjo en el control de pasaportes. Habia gestionado los visados de nuestros dos jugadores serbios (Branko e Ivan) con antelación, visitando el Consulado de Rumania en Barcelona un par de veces. Lo tenia todo listo y planificado, pero ¿qué pasó? Pues que uno de ellos estuvo más tiempo del previsto para que le dieran el Ok. Le preguntaron: ¿Dónde jugáis? ¿Dónde os alojáis? No hubo respuesta, por ignorancia básicamente. Las dudas del policía quedaron en nada después de ver al resto de la expedición. Al serbio le pillaron en bragas.
Un paréntesis para la historia de la ciudad que nos acogió: Ploiesti tiene unos 230.000 habitantes, y se encuentra en el distrito de Prahova, en Valaquia. En esta localidad hubo las refinerías más importantes que abastecían de combustible a los vehículos nazis. Fue uno de los objetivos más importantes de los aliados, ya que si destruían toda esta infraestructura darían un golpe de efecto muy importante a la estructura germana. En agosto del 1944 el general de los aliados recibió órdenes de destruir Ploiesti fuese como fuese, y así fue. Ayudados por los norteamericanos, los B-17 y los Liberators lo arrasaron todo gracias a un dispositivo que se instaló en este tipo de aviones para luchar contra la poca visibilidad. Fue el final de las refinerías.
El mismo lunes empezó “todo”. Al entrar en el precario pabellón del Asesoft vimos una enorme pancarta con la foto de un jugador que era calcado a Roman (Montañez) en unos años. Los oriundos del lugar nos explicaron que era Tony Alexe, uno de los jugadores de baloncesto más importantes de Rumania y que tres años antes murió de un accidente de coche después de una celebración. En el partido del martes contra Akasvayu seria homenajeado. Aquí empezó todo el mal rollo. Entrenamos y la vista se nos escapaba hacia esa figura. Pocos minutos después del inicio de la sesión preparatoria apareció un murciélago, que sobrevoló la pista durante un buen rato. Mal rollo. Al volver al hotel, el nombre de una compañía de viajes ubicada al lado nos recordó que estábamos cerca de un lugar con “encanto”: Transilvania Travel. Más mal rollo. Al día siguiente volvimos a entrenar y algunos aprovechamos para ir a dar una vuelta por la ciudad después de comer. Visitamos un par de centros comerciales próximos al hotel, pero después nos metimos en el meollo y vimos el día a día de los habitantes de Ploiesti metiéndonos de lleno en un mercado con mucha gente pidiendo limosna y viendo la pobreza de esta región.

De vuelta al hotel no nos pudimos creer lo que estábamos viendo. Aparcado en una plaza había un coche con un ataúd atado encima. Habia una persona vigilándolo de cerca y disimuladamente hice la foto para poder mostrarla a mis compañeros. Aún más mal rollo.

Por la tarde tocaba partido, pero como acostumbro a hacer, no hablaré de él. El homenaje al susodicho estaba cerca. Al llegar al pabellón me dirigí a nuestro banquillo (la verdad, bastante peculiar como veis en la foto) y me encontré con un ramo de flores que alguien de nosotros tenia que entregar a alguien de ellos después de la presentación de los dos equipos. Mientras estábamos calentando vimos una entrevista a Alexe en una pantalla. Evidentemente no la entendimos, pero toda la gente del pabellón aplaudió después de sus palabras. A nuestro jefe de prensa le “tocó” entregar el ramo de flores.

Después de la carambola del Kiev perdiendo en Alemania “pillamos” el bus de Autobuses Juantxu y nos desplazamos a Bucarest para dormir en un hotel al lado mismo del aeropuerto. Reservé el que estaba más cerca del aeropuerto, para así descansar más, y acerté. La verdad es que estaba bastante bien, como cinco veces mejor que el que nos proporcionó el equipo local en Ploiesti. O puede que diez. Al dia siguiente por la mañana me levanté temprano para ir al aeropuerto para gestionar los billetes,… La opción de taxi para llegar quedó descartada ya que no trasladaban gente del hotel al aeropuerto porque era demasiado cerca. El “shuttle” del hotel (furgoneta) era otra opción, pero Jordi Prat (periodista de El 9) y yo teníamos que esperar más de 20 minutos para tomarlo.
¿La solución? Cruzar la autopista de dos carriles por sentido en medio de una débil lluvia. Atravesar el asfalto, saltar la mediana, esquivar los coches que iban a mas de 100 quilómetros a la hora salpicándote los pantalones con la nieve acumulada en los arcenes,… Fue esperpéntico y a posteriori, reflexionando, demasiado atrevido por nuestra parte. Suerte que el espíritu de Alexe, contento con el homenaje y el calor de los suyos, aportó su grano de arena y nos salvó de una desgracia. Eran las 07.30h de la mañana e hicimos esto porque íbamos dormidos. En una situación normal, no lo hacemos de ninguna de las formas. Como viene siendo habitual en los últimos vuelos que hemos cogido siempre ha habido algún problema que me fastidiara el plan de viaje. Un importante atasco en la entrada a Bucarest hizo que para hacer un trayecto muy corto el bus del equipo llegara a la terminal 35 minutos antes de la salida del vuelo, teniendo aún que facturar las maletas. Se nos apareció la virgen. O algún otro espíritu.
PD-1: Ya tengo el billete reservado para hacer una escapada de menos de 24 horas a Mannheim (mi tipo de escapadas durante la temporada), para ver el prestigioso torneo júnior. Si finalmente voy, será mi tercera edición seguida viendo jugadores de la talla de Milan Macvan, Uros Tripkovic, Sergio Rodriguez, Omri Casspi, Alexis Ajinca, Nicolas Batum, Victor Claver, Jianlian Yi, Nemanja Alexandrov, Kyle Lowry, Cenk Akyol, Ersan Ilyasova, Goran Dragic, Dragan Labovic, Carlos Suarez, Gasper Vidmar, Novica Velickovic, Tim Olbrecht,… No está nada mal.
PD-2: Este lunes conoceremos nuestro rival de dieciseisavos de final. Será uno de estos: Nymburk (Chéquia), Bosna (Bosnia), Chalon (Francia), Hapoel Jerusalem (Israel), Artland (Alemania), Gmunden (Austria), Panionios (Grecia) y Slask Wroclaw (Polonia). Para ampliar mi lista de países visitados prefiero ir a Nymburk o Wroclaw, pero estoy preparado para cualquier aventura.
PD-3: Adjunto una foto del desayuno del avión en la vuelta de Bucarest. La combinación entre tortilla, croqueta, tomate y jamon cocido no tiene desperdicio.

PD-4: Mención especial para un miembro del cuerpo técnico que este fin de semana ha hecho su primer vuelo en un avión. Pero no quiero decir sólo con el equipo, sino que ha sido su primera vez en todo lo que lleva de vida. Un buen título para una película: “Vírgen a los 27”. A Valencia volvimos a “pillar” el charter. Un buen debut para alguien que no había entrado nunca en un avión.